El
contraste del color en sí mismo es el más sencillo de los siete
contrastes de colores. No requiere un gran esfuerzo a la visión, pues
para representarlo, se puede emplear cualquier color puro y luminoso.
De la misma manera que la oposición negro-blanco señala el más fuerte
contraste de claro-oscuro, el amarillo, el rojo y el azul constituyen
las expresiones más fuertes del contraste del color en sí mismo. |
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